Desde que José Mourinho fichase por el Real Madrid, muchos son los que, con mayor o nulo conocimiento de fútbol, han alabado o criticado al preparador técnico portugués.
Voces que lo tratan como un ganador, como Ibrahimovic en su último partido disputado con el AC Milan en el Santiago Bernabéu, y otros como un prepotente que ha tenido suerte.
En mi opinión, Mourinho es, más allá de todos sus excéntricos comentarios —entre los que figura el compararse con Jesucristo—, uno de los mayores profesionales del fútbol contemporáneo, lo que demuestra que la especialización en este deporte ha llegado al extremo.
Lo que requiere, por tanto, el trabajo de Mourinho no son críticas o halagos venidos de un periodismo deportivo que roza el amarillismo, comparaciones más de cabarets y de shows televisivos de sobremesa —se le ha dedicado incluso algún que otro ridículo mini-reportaje hablando sobre sus jugadores “más fieles” cuyo título era una parodia de la gran película de Brian De Palma Los intocables de Eliot Ness.
Creo que por todo ello es el momento más adecuado para debatir seriamente, sin slogans sensacionalistas que parecen salir de la Granja Animal de Orwell que de serios trabajadores de la comunicación y del deporte, qué significa y qué aporta Mourinho al mundo del fútbol.
1. Qué significa ser el mejor
En este punto se podría discutir qué significa ‘ser el mejor’: hay quien opta por jugar bien, aspecto que es sin duda muy ambiguo; hay otros, sin embargo, que piensan en la eficacia, en la capacidad de ganar títulos.
2. Qué otros entrenadores podrían estar entre los mejores
Mi propuesta sería la siguiente:
Helenio Herrera, apodado El Mago: conquistó numerosas ligas españolas e italianas, las dos Copas de Europa logradas por el Internazionale di Milano hasta la del año pasado con Mourinho, siendo además el único entrenador de la historia que ha dirigido a tres selecciones europeas.
Introdujo variaciones tácticas como el “líbero” y la defensa en cinco posiciones. Será recordado en Italia por sancionar a un jugador suyo por declarar: “Vamos a jugar en Roma” en lugar de “vamos a ganar en Roma”.
Ernst Happel: Ganó ligas en Alemania, Holanda, Bélgica y Austria (salvo en España, conquistó al menos una liga por los países en los que entrenó), pero sobre todo conquistó dos Copas de Europa con dos equipos mediocres, como el Feyenoord de Rotterdam y el Hamburgo SV, cuyos sendos títulos pasan por ser los únicos de máximo nivel de ambos clubs. Es, junto a Hitzfeld y Mourinho, uno de los tres entrenadores capaces de hacerlo en dos clubes diferentes. Jugó una final de la Copa del Mundo entrenando a Holanda en 1978.
Rinus Michels: inventor del concepto táctico del “fútbol total”, que, en mi opinión, ha sido lo que más ha revolucionado este deporte en toda su historia. Ganó campeonatos nacionales en Holanda y España, una Copa de Europa e instituyó una nueva concepción de club tanto en el Ajax como en el Barcelona. Su sombra llega hasta hoy en la estructura de ambos clubs hoy en día.
Ottmar Hitzfeld: aunque no está entre mis preferencias, hay que reconocer sus méritos: campeón de Europa con dos clubes diferentes, Borussia Dortmund y Bayern München. Claro que sólo ha entrenado en Suiza y Alemania y hace más difícil poder compararlo con el resto de los entrenadores que he elegido.
Alex Ferguson: caso único en la historia, incluso en Inglaterra, donde los entrenadores son más bien considerados managers y no son cabeza de turco cada vez que su equipo pasa por una mala racha. Va camino de cumplir en 2011 los veinticinco años a cargo del Manchaster Utd., su segundo y último equipo en su carrera como entrenador. Lo ha ganado todo: Champions League, UEFA, Recopa, Intercontinental, Premier League, FA Cup… su curriculum es envidiable. Pero le ocurre un poco como a Hitzfeld: ¿tendría el mismo éxito si cambiara de club y de estilo y concepción de fútbol?
Hasta aquí mi propuesta. Se pueden añadir otros entrenadores, contemporáneos o más antiguos. Lo que interesa es que podamos comparar sus logros tácticos, estratégicos y sus victorias sean comparadas con los logros de Mourinho.
3. ¿Son comensurables los entrenadores de cada época del fútbol?
Parecerá un poco ridículo, pero podría compararse con la dificultad con la que los historiadores se encuentran a la hora de comparar grandes estrategas bélicos de épocas diferentes o, incluso, políticos de periodos distantes.
Poco tienen en común un Julio César y un Federico Barbarroja en sus tácticas militares, sobre todo porque cada uno tenía una concepción de la guerra y unas técnicas y armamento muy diferentes. Ya de por sí enfrentarse a los galos de Vercingetórix, con sus lanzas y sus escudos de madera con un refuerzo de hierro, es sumamente diferente a enfrentarse con ciudades amuralladas que asedió y conquistó el Sacro Emperador.
Igualmente en el fútbol, tanto la concepción del juego y las características de los rivales son muy diferentes, tanto que las comparaciones resultan difíciles, cuando no, creo yo, resultan dos tipos de fútbol inconmensurables. Por ejemplo, un Rinus Michels se enfrentaba con rivales cuya táctica era limitada a pocos aspectos y cuyo juego se limitaba a las capacidades de sus jugadores. Por tanto, el fútbol total en el que las posiciones de los jugadores no eran rígidas, introduciendo el concepto de “cubrir las espaldas” fue efectivo por la carencia de respuesta en sus oponentes. Creo que un debate en este sentido también sería muy fructífero.
Rayco González es periodista de la Universidad Complutense de Madrid con Doctorado en Semiótica de la Universidad de Bologna.
Rayco González es periodista de la Universidad Complutense de Madrid con Doctorado en Semiótica de la Universidad de Bologna.